En el bosque, vivía un oso muy juguetón llamado Bosco que amaba pasar sus días nadando en el río y trepando a los árboles más altos. Pero había algo muy importante que Bosco no recordaba: ¡necesitaba prepararse para la hibernación!
Mientras Bosco nadaba, su amigo, el conejito, se le acercó, saltando de prisa.
“¡Bosco, Bosco! ¿Ya has recolectado tu comida para el largo sueño de invierno?” preguntó el conejito con una pequeña zanahoria en su boca.
“Hmm, ¿comida? ¡Oh, aún tengo tiempo! Prefiero jugar un poco más,” respondió Bosco, completamente olvidado de lo importante que era prepararse. Sin esperarlo comenzaron a caer del cielo suaves y fríos copos de nieve.
“¡Oh no! Los copos de nieve están aquí, y mi barriga está tan vacía” murmuró Bosco. El invierno había llegado, y él no tenía nada preparado para su largo sueño.
Con un poco de miedo, pero mucha determinación, decidió que era momento de trabajar duro y salió en busca de alimentos, pero la nieve lo hacía todo más complicado.

Bosco tuvo que buscar las bayas bajo la nieve y pescar en el río helado. No fue fácil, los copos de nieve mojaban su pelaje y cuerpo se hacia mas pesado, pero Bosco no se rindió.
Mientras su amigo el conejo lo veía preocupado, este se le acercó y le dijo, “nosotros, los animales del bosque, necesitamos prepararnos para el invierno con tiempo. La hibernación es muy importante porque nos ayuda a descansar y a tener energía para la primavera.”
“Mmm, entiendo ahora,” dijo Bosco, masticando algunas bayas que habían encontrado. “Es mejor hacer las cosas con tiempo, así no tengo que trabajar tanto en el frío y puedo disfrutar más de mis juegos.”
Después de mucho esfuerzo y con la ayuda de algunos amigos, Bosco logró reunir suficiente comida para hibernar. Aprendió que prepararse con tiempo era mucho mejor que dejar todo para el último momento.
Y así, con su barriga llena y su corazón contento, Bosco se acomodó en su cálida cueva, listo para dormir y soñar con las aventuras que tendría la próxima primavera. Prometió que el próximo año, sería el primero en tener todo listo para hibernar, para que luego pudiera jugar y divertirse sin preocupaciones.
El invierno pasó, y cuando Bosco despertó, estaba más fuerte y listo para un nuevo año de aventuras. Y desde entonces, siempre recordaba prepararse para la hibernación con mucho tiempo de anticipación, porque hacer las cosas con tiempo es mucho más fácil y divertido.