La luna brilla en la ventana,
Lucía corre hacia su cama.
Recoge sus juguetes sin protestar,
pues ya es la hora de descansar.
Papá acomoda su manta ligera,
Mamá lee un cuento sobre la primavera.
Lucía abraza su muñeca Isabel,
la cama está tibia, todo está bien.
Mamá susurra: “Duerme, mi flor”.
Y Lucía descansa toda la noche sin ningún temor.