En la granja Kikiriki, se escuchaban algunos murmullos muy alegres. ¡La gallina Lupe había puesto un huevo y todos los animales de la granja estaban emocionados por ver al pequeño pollito! Antes de buscar una manta suave para su futuro pollito, la mamá gallina pidió a sus amigos que cuidaran de su preciado huevo.
El cerdo, la vaca, el pato y el caballo rodearon el huevo blanco, pero de tanto esperar se descuidaron unos segundo y el travieso pollito, con curiosidad y prisa por conocer el mundo, ¡pip! Salió del cascarón sin que nadie lo viera.
El escurridizo pollito que saltaba de felicidad y exploraba el granero. Los animales, al volver y al ver el cascarón vacío, entraron en pánico. Buscaron en el gallinero, debajo del comedero y hasta en el lago del pato. Pero el travieso pollito no aparecía por ningún lado.
Todos los animales de la granja, temerosos por lo sucedido, esperaron a la mamá gallina para contarle lo sucedido. Pero ella, sin necesitar palabras, giró lentamente y ¡SORPRESA! Ahí estaba su pollito acurrucado, dándole un suave abrazo.
Los amigos suspiraron aliviados y celebraron con alegría el nacimiento del nuevo integrante de la granja, con mucha alegria.
				
															
															
															

