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El Gorro Mágico de Santa

Categorias : Navidad
Edad
Cuento para 2 años y más
Tiempo de lectura
3 minutos
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MUSICA DE FONDO NEUTRAL

Andrés caminaba por el parque cuando, mientras jugaba, algo rojo y brillante llamó su atención en el suelo. Era un gorro de Navidad con un bordado dorado que decía: “Santa”.

Intrigado, Andrés se lo puso sin pensarlo dos veces. En ese instante, además de calentar su cabecita en el frío día de invierno, una cálida luz recorrió su cuerpo y el nombre en el gorro cambió a Andrés, y lo más mágico fue que comenzó a escuchar los deseos de las personas!

Un niño que jugaba en el parque deseaba para Navidad un gran auto de carreras. Una abuelita, que estaba sentada en el banco junto al lago, soñaba con recibir una carta de sus nietos. Y el señor que podaba los arbustos deseaba tener el sofá más cómodo del mundo para descansar después de un largo día de trabajo.

—¡Es un gorro mágico! —dijo Andrés con una gran sonrisa.

Decidido a hacer algo especial, Andrés se llenó de ideas y, días después, llevó regalos a esas personas y los entregó sin que se dieran cuenta.

Construyó un pequeño auto de cartón decorado con llamas y se lo regaló al niño, dejando una nota que decía: “Corre tan rápido como tu imaginación”.

Para la abuelita, escribió una tarjeta llena de palabras bonitas, la decoró con hermosas flores y la dejó en su banco del parque.

Y para el señor cansado, le regalo su almohada más suave con una nota: “Que descanses como un rey”.

Cada gesto llenaba de felicidad los corazones, y Andrés sentía que el mundo brillaba un poquito más.

Esa noche, mientras miraba el gorro, Andrés supo que debía devolverlo a su verdadero dueño. Colocó el gorro junto a la ventana y escribió una nota con cuidado:

“Querido Santa:
Encontré tu gorro y lo cuidé con cariño. Gracias por dejarme usarlo para esparcir felicidad. Espero que sigas llevando magia a todo el mundo.
Con mucho amor,
Andrés.”

A la mañana siguiente, el gorro había desaparecido. En su lugar, Andrés encontró una carta que decía:

“Querido Andrés:
Gracias por cuidar de mi gorro mágico. Recuerda que la verdadera magia siempre estará en tu corazón. Sigue usándola para llevar alegría a los demás.
Con aprecio,
Santa.”

Andrés sonrió con el corazón lleno de alegría. Sabía que aquella Navidad sería la más especial de todas. Desde entonces, nunca dejó de buscar maneras de hacer felices a quienes lo rodeaban, recordando siempre que el verdadero poder de la Navidad está en compartir amor y bondad.

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