Enzo no podía dormir. A pesar de estar arropado y con su peluche favorito, sus ojos seguían bien abiertos y solo daba vueltas en su cama. Papá y mamá entraron a su habitación, lo abrazaron y le dijeron: “No te preocupes, cariño, mira al cielo.”
“¿Sabes que hay dos estrellas en el cielo que siempre están juntas?”, dijo mamá, señalando la ventana.
Papá añadió: “Esas estrellas nacen gracias al amor de los padres, y brillan siempre para los niños del mundo, aunque no las puedas ver todo el tiempo.” Pase lo que pase, ellas siempre brillaran juntas.
Con una sonrisa en su carita, Enzo cerró los ojos, sabiendo que esas estrellitas siempre estarían cuidándolo. Finalmente, se quedó profundamente dormido, sabiendo que nunca estaría solo.